LA BRETAÑA FRANCESA

LA BRETAÑA FRANCESA

¡Aquí me quedo!

¡Hola aventurer@s!

Hoy vengo a compartir con todos vosotros una de las mejores experiencias que he vivido este último verano 2021.

Se trata de un viaje que hice a una región muy particular al noroeste de Francia, con un clima muy agradable en verano, rodeado de paisajes verdes, llena de historia, cuna de los famosos crepes y galettes y además, cuenta con una maravillosa bebida tradicional, la sidra. ¿Todavía no sabéis de que región os hablo? Efectivamente, se trata de la Bretaña francesa.

En esta pequeña región, he tenido la oportunidad de pasar dos meses increíbles donde pude reconocer cuales han sido los motivos que hacían de la Bretaña un lugar único en el mundo y por las que me quedaría, sin dudar, durante una temporada más larga.

Entre las principales razones y ante todo destacaría su gente, pues los bretones durante generaciones han tenido un espíritu viajero que les permite conectar con la gente joven y admiran que haya turistas interesados en visitar su región. Es un pueblo que está muy orgulloso de sus tradiciones y son muy acogedores con aquellos que deciden pisar su tierra. Una anécdota que ejemplifica lo acogedores que son los bretones fue lo que nos sucedió una noche a mi pareja y a mí después de cenar, cuando nos quedamos sin servicio de taxi para volver a casa, sin saber muy bien que hacer, decimos volver al restaurante para preguntar si nos podían facilitar la gestión con algún vehículo particular, tipo UBER, viendo que era tan tarde, y habiendo pasado una noche fantástica en su restaurante, se decidieron a acercarnos ellos mismos. Desde aquel momento fuimos dos clientes fieles cada sábado.

Otra de las razones que me enamoró fue su gastronomía, como ya he mencionado los crepes y las galettes son un patrimonio gastronómico de la región y logran combinarlos con multitud de ingredientes haciendo que exista una gran variedad de este plato. Además, debido a su situación geográfica, cuentan con diferentes tipos de marisco y pescado que atraen a multitud de turistas interesados en degustar su producto local, entre ellos destacaría un plato típico llamado Moules marinières avec des frites (mejillones a la marinera con patatas fritas.)

Pero sobre todo uno de los aspectos que más me ayudó a integrarme en la gastronomía, fue el hecho de que son amantes del queso y el vino y ofrecen de estos una variedad muy interesante.

Otra de las razones interesantes es su manera de construir una sociedad más justa, ya que sus principios y valores van dirigidos a respetar los derechos humanos del trabajador. Históricamente ha sido una sociedad reivindicativa, que ha conseguido grandes logros en materia de derechos laborales favoreciendo la conciliación familiar y trabajos mejor remunerados. Un ejemplo que evidencia esta realidad es que los domingos no había ni un supermercado abierto, lo cual favorecía el descanso y respeto de las familias, así como una mejor organización de la lista de la compra familiar.

Otro de los motivos por los cuales elegiría la Bretaña Francesa para vivir, es su manera de integrar la bici como medio de transporte principal y de ocio, habiendo habilitado numerosas rutas de cicloturismo y carriles bicis en las ciudades, permitiendo una sociedad más ecológica y sostenible e incentivando una educación vial de los más pequeños de la familia. Más concretamente, estuve alojada en Vannes, ciudad que pertenece al Golfo de Morbihan y desde la cuál se bifurcaban varios senderos en dirección a un pueblo costero, justo al extremo opuesto del Golfo, llamado Arzon.

En esta región, son varias las ciudades y pueblos que siguen conservando la esencia de una época medieval; los edificios, las murallas, las calzadas…haciendo que respires historia a cada paso. La ciudad de Vannes, por su parte, tiene un encanto especial que la hace única, pasear de noche por los Jardines de Remparts con la muralla iluminada de fondo, disfrutar de sus desfiles tradicionales en conmemoración al rey Luis IV cada julio, su música, sus danzas, pero sobre todo algo que no te puedes perder es un atardecer en el puerto de la ciudad, eso sí, asegúrate de elegir la mejor compañía posible.

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